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Un reencuentro con la tradición |
Un año más, la hermosura de los altares y la devoción popular celebraron un encuentro en las calles del casco histórico de Tegucigalpa, donde personas de todas las edades y condición social se reunieron a festejar las solemnidades de la «Semana Santa: Un reencuentro con la tradición», que ha logrado en 2017 un evento maravilloso, gracias al esfuerzo de cientos de voluntarios coordinados por el Comité Metropolitano de la Fundación para el Museo del Hombre Hondureño y con las aportaciones de empresas privada y banca nacional.
Es difícil resumir toda la actividad que se llevó a cabo esta semana, que involucra las diferentes ceremonias que organiza la Iglesia Católica para vivir la Pasion, Muerte y Resurrección de Jesús. Procesiones, alfombras y exposiciones en las que se unen pastorales juveniles, sociedades, congregaciones y organizaciones diversas que realizan una labor de voluntariado extraordinaria.
Después del Domingo de Ramos, las procesiones que se celebraron con masiva asistencia popular fueron las del Señor de la Humildad el día Martes Santo, la Procesión del Silencio el Jueves Santo, seguido del Via Crucis y Santo Entierro el Viernes Santo por la tarde, que dieron a la ciudadanía la oportunidad de presenciar el paso de las majestuosas andas procesionales, este año realmente espectaculares. El miércoles santo, el maestro Jorge Mejía dirigió un hermoso concierto de música en la extraordinaria Iglesia San Francisco, cuyo imponente altar fue escenario para la interpretación de música sacra en preparación al Triduo Pascual que inicia con la Misa Crismal al día siguiente.
En años recientes, son los festejos del Viernes Santo los que convocan la mayor cantidad de fieles a acudir a presenciar las actividades. El ambiente lo llenaron las notas de la banda de los Supremos Poderes, que interpretó varias de las piezas que a lo largo de la historia se han inspirado en la Pasión y Muerte de Jesucristo. Al frente encabezaban la comitiva los apóstoles Pedro y Juan, seguidos de María Magdalena y Maria de Cleofas. Detrás, las andas de las Siete Palabras, portadas por ángeles que llevaban bordadas en mantos negros y con letras doradas las ultimas palabras del Crucificado antes morir en la Cruz.
Este año, encabezaba el anda procesional de la Venerada Imagen del Cristo de la Misericordia, que evocaba el momento en que Cristo se transfiguró en el Monte Tabor frente a sus discípulos.
Un poco más atrás se veía bellísima Virgen Dolorosa, que salió de la Iglesia San Francisco en el antiguo cuartel, luciendo hermosa con su túnica bordada en dorado, rodeada de querubines y con un rosario de cristal entre los dedos. Cargada por la Sociedad Jesús Nazareno, las humildes mujeres reflejaban en sus rostros el esfuerzo y devoción que representa llevar esta anda, de cientos de kilos de peso.
Inmediatamente detrás se les unió en su recorrido desde la iglesia El Calvario, la Sociedad de Caballeros del Santo Entierro que cargó su impresionante anda procesional, que contenía el precioso Cristo yacente en un cajón de cristal custodiado por ángeles, con una custodia para el Santisimo en una silueta dorada ubicada bajo una silueta semejante a la cúpula de la Catedral de San Pedro. Una creación que lució en todo su esplendor iluminada, al caer la noche, unas horas más tarde.
Las diferentes congregaciones con sus respectivas andas se juntaron precisamente frente al Parque Central, bajando unos metros y doblando a la izquierda hacia la antigua Casa Presidencial, rodeando la cuadra y pasando frente al edificio de Cancillería (antes Banco Central) luego frente al Congreso Nacional y de regreso al parque a la altura del Edificio Midence Soto para dar un giro de nuevo a la derecha, hacia la inmensa alfombra de aserrín, una de las principales atracciones de esta procesión.
El sol de la tarde caía en Tegucigalpa , brillando sobre el colorido aserrín, mientras sus creadores daban unos últimos toques a las alfombras que se prolongaban por la Avenida Cervantes desde el parque central hasta la calle del Arbolito en el centro de la capital hondureña desde donde daría el giro de regreso hacia El Calvario. Miles de fieles contemplaban admirados las representaciones de Cristo Sufriente, Cristo Crucificado, Última Cena, y un bellísimo rostro de Cristo inspirado en la ecología que sobresalieron este año, al igual que las obras del magistral pincel de Nelson Salgado, quien ofreció su interpretación de las últimas horas de Jesús en carteles pintados para dicho propósito, incluyendo uno que simulaba una carroza visual para hacerse fotos frente al antiguo Cine Clámer.
La procesión se prolongaría hasta altas horas de la noche hasta la Iglesia El Calvario, para dar comienzo al día Sábado, fecha en la que se celebra en todas las iglesias del mundo la Vigilia Pascual, corazón mismo de los festejos, oportunidad y espacio para reflexionar la historia de la Salvación a la espera de la Resurrección del Día Domingo. Esta procesión llamó la atención de la prensa internacional , en vista que este año, la cadena de noticias CNN brindó cobertura a las Carreritas de San Juan, procesión de los apóstoles y María representan la alegría y certeza de la resurrección de Cristo tras encontrar la tumba abierta, previo a la solemne misa, oficiada por S.E. Oscar Andrés Cardenal Rodríguez en la Catedral Metropolitana del Distrito Central.
Este 2017, brilló como un torrente la creatividad compromiso y trabajo duro que involucra la actividad de cientos de voluntarios, quienes año con año se han ido sumando a la tarea de rendir homenaje a las solemnidades del Viernes Santo en Tegucigalpa, replicando una tradición resumida desde 23 años atrás con fuerza inusitada, tras verla casi apagarse durante los años setenta y ochenta.
Según nos comentan sus organizadores, la tradición había decaído conforme las familias que impulsaban la iniciativa en los años 40 y 5o salían a poblar las colonias, y los edificios fueron empleados para montar negocios. Hace 23 años, tres almas soñadoras se juntaron a recordar las Semanas Santas de antaño, cuando los capitalinos se volcaban a las calles y celebraban con fervor memorable las solemnidades de la Semana Santa. Desde entonces, el Comité Metropolitano de la Fundación para el Museo del Hombre Hondureño se encarga de coordinar todos los esfuerzos mencionados, colaborando con varias instancias en la organización de este evento, que este año se consolida con esta maravillosa actividad
Gracias a las personas que nos enviaron sus fotos (Ana Maria Durón, Norma Parrada, Napoleón Martínez, Gracia M. Barahona y Maria Antonia Rápalo).