27 agosto, 2020
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Tips para innovar en una empresa

Innovar va más allá de “crear algo nuevo”, supone apostar por un concepto, una estrategia y/o un producto que vamos a vender como algo tangible. Volcar todos nuestros esfuerzos y recursos en algo que suponga un valor para alguien, ya sea a nivel empresarial o clientelar.

Por lo tanto, conocer en qué queremos ser innovadores supone el primer paso para definir nuestra estrategia empresarial. En este sentido, podemos estar hablando de una cultura, una función, una organización, un proceso o metodología, un producto -tanto en su producción como en el resultado final- o servicio.

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Para ello, es importante realizar un análisis previo de nuestras fortalezas y debilidades empresariales. ¿Vamos a innovar en aquello que nos hace fuertes, por encima de nuestras flaquezas? ¿Pueden éstas sostener el proceso? O, por el contrario, ¿vamos a invertir en nuestras debilidades con el fin de reforzarnos?

Evaluar con cuidado los riesgos en las opciones que barajamos servirá para plantear un contexto estable dentro de nuestro planteamiento innovador. Además, este proceso previo de evaluación nos va a permitir analizar nuestro concepto como empresa a un nivel global y, de paso, averiguar si no contenemos ya algún elemento diferenciador de otras empresas del sector, que podemos potenciar o que, incluso, ya nos distingue como innovadores.

Tras esta evaluación previa, hay un componente fundamental que es imprescindible para el desarrollo de una estrategia de innovación empresarial: el equipo. Rodearse de personas que sepan valorar todas estas variables, que asuman retos, que midan los riesgos, pero, sobre todo, que compartan los valores del proyecto que queremos desarrollar.

Cuando ya tenemos el objetivo, la estrategia y el equipo sólo hay que llevarlo a cabo. Hay que tener en cuenta que, durante ese proceso, pueden darse contagios positivos entre departamentos y procesos de trabajo. Esa es una de las ventajas que tiene la innovación empresarial, que es un espíritu que puede traspasar paredes, productos, formas de trabajo y procesos de producción y venta.

Un dato importante a tener en cuenta es que el impacto de este proceso puede tener su repercusión de manera interna y/o externa. Interna, en cuanto a los resultados de la empresa, que nos da valor de cara a las comparativas con otras compañías del sector. Externa, en cuanto al volumen de ventas o imagen de marca que perciben los clientes a los que nos dirigimos.

No importa cuánto nos definamos como “innovadores en algo” si después eso no tiene una repercusión directa en estos dos públicos. A las personas no les interesa cuánto estamos invirtiendo en algo nuevo, sino qué beneficios obtienen de ese proceso.

 ¿Qué tienen en común las empresas que innovan? Para evitar que ese impacto se diluya en el proceso, las empresas que tienen una cultura empresarial basada en la innovación coinciden en tres cuestiones básicas de funcionamiento interno:

  • Mantienen una comunicación horizontal con los trabajadores, para que éstos se sientan más implicados con su empresa y sus proyectos.
  • Generan equipos de trabajo colaborativos, incentivando su productividad con incentivos sociales, lo que potencia su creatividad en la creación de acciones innovadoras.
  • Comunican sus logros en esta materia a través de las redes sociales con el objetivo de trasladar su visión estratégica y de realizar los cambios con una mayor rapidez, una acción que repercute en una consecución más efectiva de los objetivos planteados.

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