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Sintomas de la ansiedad y cómo identificarlos |
Según la Organización Mundial de la Salud, trastornos como la ansiedad y la depresión afectan a más de 250 millones de personas en el mundo. Muchas personas aún no saben como identificar sus síntomas y no saben que sufren de ansiedad, a continuación te listamos algunos de los síntomas.
Mentales o cognitivos:
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- Una preocupación persistente con pensamientos rumiativos, repetitivos u obsesivos, con mucha actividad mental.
- Dificultad para concentrarnos porque no somos capaces de desconectar de esos pensamientos.
- Anticipaciones de futuro con preguntas del tipo «¿y si…?».
- Miedo ante situaciones concretas con conductas de evitación o escape.
- Olvidos frecuentes.
Corporales o fisiológicos:
- Taquicardias.
- Presión en el pecho.
- Dificultad para respirar.
- Náuseas.
- Mareos.
- Hiperventilación.
Conductuales o de la acción:
- Comer más de la cuenta.
- Sensación de estómago cerrado con incapacidad para alimentarse.
- Fumar.
- Beber.
- Consumir sustancias.
- Aislamiento social y/o conflictos con las personas más cercanas.
- Abandono de actividades placenteras.
Puedes seguir estos consejos para calmar tu ansiedad. Si tus síntomas persisten y sientes que nada te ayuda es momento de que busques ayuda profesional.
- Cuidar el descanso, la alimentación y la actividad física (para segregar sustancias como la adrenalina y la serotonina que compitan con el cortisol -la hormona del estrés- que tenemos en sangre), que se corresponde con la primera pauta que establece la OMS (Organización Mundial de la Salud).
- Interpretar adecuadamente nuestras preocupaciones, es decir, saber parar la mente cuando sea necesario y contarnos a nosotras mismas los problemas con un sesgo menos amenazante. Hay algo aquí de «educar» a nuestra mente.
- Adquirir estrategias para calmar nuestro cuerpo y nuestra mente como meditar, hacer yoga o ejercitar tablas de respiración o relajación muscular.
- Encontrar nuestro propio ritmo para el día a día. Si te fijas, todo lo hacemos rápido: trabajar, caminar, comer, conducir, hablar… Una buena idea es ponernos una alarma en el móvil tres veces al día para calibrar cómo nos encontramos, y equilibrarnos y reducir las marchas si es necesario.
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