4 diciembre, 2020
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6 trucos mentales para controlar el hambre

Las causas que te llevan a comer más cantidad de alimentos de lo que realmente necesitas pueden ser muchas y muy variadas: ansiedad, tristeza, nerviosismo, estrés, una intensa vida social y familiar. Sea cual sea tu caso, no te tortures demasiado.

Aunque no te lo creas, nuestro cerebro es mucho más inocente de lo que parece. Estos pequeños trucos psicológicos te ayudarán a “engañarle”. Ponerlos en práctica y conseguirás convencerle de que no tienes hambre.

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Bebe agua

En muchas ocasiones resulta realmente difícil diferenciar la sensación de hambre y la de sed. Los mecanismos que regulan ambas sensaciones son los mismos, así que nuestro organismo puede estar enviándonos señales equívocas.

Cuando creas que tengas hambre, antes de comer, dale unos sorbos a un vaso de agua bien fresquita. Si la sensación de hambre disminuye, se trataba de sed. Si, por el contrario, dicha sensación persiste, ha llegado la hora de comer. Cómete un snack saludable para matar el gusanillo.

Alimentos saludables a la vista

Es un hecho que comemos por los ojos. El estímulo visual es el que más influye a la hora de elegir los alimentos que vamos a llevarnos a la boca. De ahí que muchos psicólogos recomiendan dejar a la vista los alimentos más saludables y colocarlos de un modo apetecible.

No  vayas a comprar con el estómago vacío

Has escuchado y leído este consejo mil veces, pero sigues sin ponerlo en práctica. ¡Ni se te ocurra irte a comprar con hambre! Está demostrado que cuando tienes el estómago vacío hechas al carrito muchas más cosas innecesarias. Tienes todas las papeletas de llenar la despensa de productos ultraprocesados y poco saludables que, tarde o temprano, terminarán en tu estómago.

Platos pequeños y vasos altos

La vajilla que utilizas influye mucho en la información que tu cerebro recibe sobre la comida y la bebida que vas a tomar.  Es de lógica. Si pones la misma cantidad en un plato grande y en otro pequeño, la percepción cambia por completo. Con el plato grande tendrás la sensación de que has comido menos que con el pequeño. Las probabilidades de repetir porción aumentan en el primer caso.

Come sin distracciones

Puedes ir olvidándote de comer en frente del ordenador o con el móvil en la mano. No hay nada más contraproducente que alimentarse haciendo cualquier otra cosa. No vale la excusa de que no tienes tiempo. No es necesario invertir dos horas para comer, con media hora es suficiente. Siéntate a la mesa y presta atención a lo que te pones en el plato. Es la única forma de llevar una alimentación consciente. Si no prestas atención al plato, no disfrutarás, comerás muy rápido y, posiblemente, más cantidad.

Disfruta la comida

Es cierto que debemos comer para vivir y no vivir para comer. La alimentación consciente consiste en comer despacio, oler los platos, saber qué ingredientes lleva cada plato y cómo han sido transformados. En definitiva, disfrutar de cada bocado.

También es importante dejar de pensar que lo más rico es lo que más engorda o menos te favorece. Hay alimentos saludables que son deliciosos y pueden proporcionarnos más placer que todas las repisas de una pastelería.

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