15 junio, 2017
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Albero nos pinta sus Honduras

Una representación diplomática en un país centroamericano se transforma en estuche de monerías gracias a la varita mágica de Miguel Albero Suárez, excelentísimo señor embajador de España en Honduras. El diplomático, reconocido escritor en España, ha ganado varios premios literarios durante su gestión local, y presentó, con su poemario «De Estas Honduras mis estampas» la posible fuente de inspiración que se esconde detrás de su frenesí creativo.  

Albero nos pinta sus Honduras

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Detonó este derroche lírico el afán del poeta,  su buen amigo (y cómplice en la bibliofilia) Rolando Kattán, quien al solicitarle una antología poética propia,  motivó más bien a Albero a escribir un libro de poemas  que a ratos son historias: «apuntes impresionistas sobre lo vivido en estos años, polaroids tomadas a la carrera acá y allá», según su primer inserto en el libro, titulado «Proemio Agradecido».

Lápiz, ipad o móvil en mano quizá, el poeta Albero hizo más que pintarnos un país. Nos invita a retomar el sueño de una Honduras buena, de un sitio con esperanzas, por un mejor futuro porque aquí hay cosas, sitios y gente auténtica. A muchos levantará el velo de los ojos, pues tampoco es un baño de miel el trabajo de Albero: sus poemas ofrecen de repente rasgos de nuestra humana hondureñidad, visos de nuestros descuidos, fotos de nuestra realidad. Si bien es cierto que este país alberga (y de mala manera) techos como los de la Nueva Capital, por allí caminan almas como la de Patricio capaces de soñar enmedio dellas, transformándolas con «la mirada limpia, la fuerza no gastada».  

 Para reponer los ánimos, «De Estas Honduras mis Estampas», también  ofrece un banquete de fresas de la Tigra, raspados de Amapala, tamales navideños y  quesillos del  sur,  entre relatos de tucanes despistados, tacuacines voladores, una ardilla traviesa, labios delatores y guaras que dejan de vestirse de negro gracias a uno de los tantos caballeros andantes que se aventuran tierra adentro.

Vendrán muchos más elogios para el señor embajador. Por ahora, vale esta flor admirada, esperando que muchos la lean, para que esperen y adquieran «De estas Honduras mis estampas» cuando salga al mercado la edición de bolsillo. Este primer tiraje, por lo pronto, se agotó durante su presentación en el MIN el pasado martes 13 de junio, fecha afortunada para nuestro terruño, sin lugar a dudas.

Felicitamos a Mano Nostra y agradecemos su invitación. Desde ya «De estas Honduras mis estampas» forma parte del tesoro familiar, si es que sobrevive. No sabemos como desprendernos de sus páginas.

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